domingo, 5 de diciembre de 2010

Y yo tenía sueño...

Por que no había dormido bien los últimos días y usualmente después de una noche de exorbitante diversión aplico la de dormir hasta que el taladro de una construcción o los pasos de ladrones en el techo me despierten, pero estas últimas fechas a pesar de los desvelos he tenido que cumplir con una serie de protocolos vaciladores que han robadome el descanso.

He tenido muchas aventuras y poco tiempo para postearlas, y mi cel esta lleno de fotos jocosas y aburridas y fascinantes y otras no tanto, bueno no más tantito; el caso es que hoy fuimos a un pueblito encantador todo él, lleno  de pintorescas personas, vistas impresionantes, tamales de frijol a cada paso, sincretismos religiosos por doquier, pero ¡Aah que bonito lugar!quiero volver y conocer más pueblos mágicos de esos que en México se dan como en maceta.

Llegamos y descubrí emocionado que era Domingo de Plaza, un mercado a la usanza truequera, pero que no necesariamente funciona así, hermoso y colorido y oloroso y ruidoso y tierroso, en general un festín para los sentidos.

Haganme el chingado favor, ¿Qué es esto? Le llaman 'WASH' pero no he encontrado una sinonimia hispánica para referirme a esta planta maravillosa y pedante (en todos los sentidos).

 Yo comiendo una tortilla rellena de frijoles, riquísima y calientita recien salido del comal, notese que sigo a lado del puesto de 'WASH'.

Mercado de Pulgas, ¡LITERAL! jajaja+

Desayunando tamales de 'Bola' & de 'Untado' a lado de una Rueda de la Fortuna, que por cierto estaban armando o desarmando, no me fije.

Y  yo quería que el comisario saliera a recibirme personalmente, con su camisa a cuadros, pantalón pegado y sus espuelas, como en el viejo oeste o en un cliché.

La dosis de piratería que cada pueblo debe tener.


El puesto de medicinas vaciladoras que curan ¡TODO! desde los hongos en los pies, pasando por la malaria y el escorbuto, y hasta el Síndrome de vómitos ciclicos.


Foto sin razón de ser pero que me dio lástima borrarla sin que conociera la fama y la fortuna.

Y esa es la historia de como conocí el lado oscuro del corazón y las cosas buenas de la vida, huimos de ahí con el mono de jade antes de la media noche, pero aún era tarde, o muy temprano ¡No lo recuerdo!