viernes, 22 de octubre de 2010

Por andar distraido... Me pasó

Era un mágico día como cualquier otro, acababa de regresar de atender ciertos asuntos. Ya el reloj marcaba las 2:15 & debía estar a las 3:00 en mi clase de descentralización y federalización administrativa (en la que me he dado cuenta que todo lo que enseñan en la universidad se queda en el plano de las ideas; irrealizables pues, pero eso será tema de otra entrada (?)) a la que asisto ansiosamente, ávido de conocimiento sólo para decepcionarme diariamente con la pobre dicción & mediocre expresión verbal (& corporal de dicho profesor). Retomando, ya con el tiempo 'comiéndome' empecé a preparar mis sagrados alimentos; procedí a encender la estufa, colocar una ínfima cantidad de aceite en él; mientras se calentaba hasta alcanzar altas temperaturas, me dispuse a preparar mi agua de [inserte sabor aquí] & sacar las mas finas y exóticas especias y condimentos para la insípida pechuga aplanada del wal-mart; con mil y un cosas en la cabeza aunado a esto la estrepitosa música de la 98.7 (fue lo único que me dio tiempo de sintonizar con las prisas). Estaba en un plano diferente al habitual, el tenso ambiente se cortaba con un cuchillo para mantequilla, presentía que algo estaba por suceder, el sartén en mancuerna con el aceite se encontraban al rojo vivo; la pechuga con cara de 'no me comas'; Martha Debayle balbuceando algo de las proteínas y los ciclos dietéticos; yo con la mirada ausente eche a la sollozante pechuga al sartén que de inmediato empezó a chirriar de dolor, sin detenerme a pensar un segundo que yo era el siguiente, con un torpe movimiento de mi mano, estampe la misma sobre una ardiente masa de metal & teflón; rápidamente la aparte de ahí por lo que sólo alcanzo a quitarme un trozo de epidermis, y la coloque directo sobre el chorro de agua del fregadero (por cierto el agua por alguna extraña razón estaba tibia agrandando el efecto de dolor sobre mi mano excesivamente sensible); días antes había estado comentando con unos amigos el fallido pensamiento mágico para infinidad de cosas y/o sucesos, entre ellos el proceder ante una quemadura de tenue intensidad, miles de cosas tomaron por asalto mi cabeza: mostaza, pasta dental, mantequilla, margarina, papa, tomate, pero ninguna de ella parecía ni remotamente efectiva o conveniente ante mi penosa situación; por lo que enfrié un poco de agua con los dos últimos hielos que había en mi nevera y coloque mi mano un par de minutos, lo que alivio significativamente mis males. Termine de preparar mi sustento con mi última mano sana & a las carreras y como pude alisté mis instrumentos (de tortura) escolares. Saliendo así con el tiempo justo para llegar, para llegar tarde por supuesto, pero oh! sorpresa, el salón completamente vacío, vacío como billetera en vísperas de la quincena.

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