viernes, 5 de noviembre de 2010

¡Ayúdame Jebús!



Mientras escribo esto me caigo de sueño, pues ayer me dormí tardísimo y me levante igual tardísimo, y llegue tarde al seminario al que me inscribí ayer y que empezaba ayer precisamente, entonces iba a las carreras y termine trepado en la ruta bicentenario, que eficiente es esa ruta, tan limpia, tan cómoda, tan servicial toda ella, quisiera que todas fueran así, por que les cuento que una ruta (la ruta número 10 unidad 056) me tiró, me tumbó, me esparció por una concurrida calle ya muy cerquita de mi casa, lo bueno es que en ese momento no estaba tan concurrida y pude salir ileso, pero muy avergonzado por que de pronto me vi ahí en medio de la calle sentadito y raspado y arañado y pelado, además toda la gente que morbosa veía el espectáculo se acercó a ayudarme y a decirme: lero lero candilero. Como iba con un amigo que obviamente no se bajo ahí, por que el hubiera sido el desafortunado y no yo, por él luego me entere que el pseudo-chofer  recibió su merecido y su buena dosis de tehuacanazos.

He notado que nuestros conductores del servicio de transporte público, muy católicos, muy cristianos, muy devotos, muy persigandos todos ellos son. Pues nunca falta en cada camión al que me he subido: 
  • Santo niño de atocha
  • Sagrado corazón de jesús
  • Virgencita (la que a ustedes mas les guste)
  • Rosario

Es mas llevan todo el oratorio móvil, sólo les falta la vela y el incensario, se me figura que eso les da tanta seguridad al volante por que manejan de una manera brutal, una manera muy brusca y en general es divertido, ir viendo a alguna viejita agarrarse con todas sus fuerzas del barandal de seguridad para no salir despedida a toda velocidad y rodar por los suelos, es un paseo en una montaña rusa literalmente y lo único que me llena de temor es el momento de bajarme por que apenas has puesto un pie sobre el suelo y el camión ya esta a tres cuadras de distancia, muy mal, un día de estos van a tirar a alguien.
Otra plaga de los transportes suburbanos son: ‘La gente con audífonos’, te subes a cualquier camión de esta ciudad y todos absolutamente todos los pasajeros llevan puestos sus audífonos (en un rango de edad de 15 a 35 años, no, los viejitos no usan por dos razones, una les da miedo piensan que el ‘audijono’ les va a chupar el cerebro o dos no saber manejarlo, jajaja) y si algo pasa y tenemos que abandonar el vehículo, no, ni se enteran y dos horas después calcinados o asfixiados por la fuga de gas de la cual nunca se enteraron por que la música tan fuerte les atrofio el sentido del olfato.
La gente que lee en el autobús es la peor, algo anda muy mal en sus vidas, o por que ponen tanto empeño y saña en dañar al nervio óptico que tan amablemente se presta a servirnos de lazarillo, y que se fuerza al tratar de enfocar las letras en movimiento, y se las pasaría si estuvieran leyendo algo interesante, importante, relevante, pero no, van leyendo a Archi, el diario ¡Alarma! Que pura nota roja es, puro ‘gore’, pura sangre, o una vez me toco una señora que se ve que ya iba con todo a cocinar la comida pa´ los chamacos, pues iba leyendo su revista de cocina en la que se alcanzaba a leer: Cómo preparar Jaibas Rellenas y Pámpanos con pimientos ¿¡QUEEE!? Súper rico ha de saber ese platillo. Pero en fin ya me desvié y ya ni les conté lo del seminario, me voy a tomar una siesta, y luego les cuento.

1 comentario:

  1. jajajajajajaja lo de las viejitas no tuvo madre, muy cierto, luego van casi volando al interior del autobus con un estilo de Mary Poppins que te infartas de risa jaja
    Y pues lamentable tu situacion, si bien ya no sirve reclamar, una mentada es mas que satisfactoria XD!

    Saludos!

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