domingo, 14 de noviembre de 2010

¡LOTERÍA!

Ese día yo no quería hacer nada, no quería salir de las cobijas que me sujetaban fuertemente y me recordaban que fuera de su vital abrazo, no había más que muerte y peste y hambre y frío y tareas y aires gélido-vaciladores-enchuecadores de bocas, no quería exponer, no quería ir a la fiesta.

Pero adivinen que, en contra de toda lógica, termine haciéndolo todo, levantándome de mi lecho, exponiéndome a los fríos propios de la época, explicando magistralmente mis diapositivas en clase y terminé yendo a una fiesta, que no es fiesta. Era una de esas reuniones donde no hay más que sabritones, licores y mucho aquelarre, yo no quería ir por que traía el sueño atrasado de muchos días, el caso es que ya estaba ahí y traté de pasármela lo menos mal posible, pero no dejaba de insistir cada que podía ¡YA VÁMONOS! ¡YA VÁMONOS!

Hasta que finalmente lo conseguí, logré sacar a mis amigos de aquél lugar, sólo para caer en uno peor, bueno en realidad estaba mucho mejor, pero aún así yo ya quería reposar en mi cama no andar en un casino cuyo funcionamiento raya en lo ilegal, su nombre ‘CALIENTE’, preferiría que se llamará ‘FRÍO’ iría mejor con el ambiente del lugar que si bien no era glacial, sí se sentía el chiflón.

A pesar de la infinidad de invitaciones de mi amigo Jorge Hank Rhon, había estado renuente y rejego y me puse mis moños y mis alhajas, pero al fin y al cabo me digné a conocer y recorrer las instalaciones de sus salas de apuestas, bingo y demás bonitos servicios que ofrece.

Todo lo ahí contenido tenía un acabado muy oneroso, muy dispendioso, muy pipirisnais, las alfombras persas se extendían de pared a pared, muros y techos de exquisitos acabados, luces tenues idóneas para el romance, pero nadie apreciaba estos detalles pues estaban absortos en las luminosas pantallas que prometían millones de dólares en premios. A ver imagínenselo por que no habrá imágenes que puedan usar para corroborar mis palabras. Bueno sí.
 

Si sus ingenuas mentes, carcomidas por el monstruo de la televisión solo les permitió imaginárselo de esta manera, ¡Tienen toda la mente llena de razón!   

   
 La mirada perdida, característica de un adicto a las apuestas.    

 
Lo primero que me impactó fue ver tanta gente de edad considerable, que nada tienen que andar haciendo a esas horas a fuera de sus aposentos, cabecitas blancas que debieron haber tomado su leche y su cocol horas atrás, pero que cual joviales mozuelos andan ahi apriete y apriete todos los botones, como si eso fuera a hacer la diferencia y les garantizara ganarse millones de dólares para no tener que dormir ni una noche más en el asilo.

 Se me figura que así son los sanatorios mentales, pero con más pañales.

 
Tan concentrada en su juego estaba ella, que ni siquiera se dio cuenta de que le tome media docena de fotos y esta es la más halagadora a su esbelta figura. Y sin imaginar también que alguien esta haciendo sorna y vituperio contra su bondadosa y compulsiva persona.

 
El tipo de rosa (tan varonil todo él) no se movió de su lugar, salvo para zamparse un 'Club sandwich'  y para deshacerse de él.  

Eran alrededor de las dos de la madrugada y nadie parecía tener intención de irse, así que la amable señorita de servicio me ofreció una tasa de café, en realidad no fue una y tampoco me la ofrecieron, fueron cuatro tasas y tuve que pedirlas exasperadamente para no quedarme dormido y pasar de ser cruel verdugo de sus obsesivas acciones, a ser señalado como el joven que se desvaneció por pasar 3 días consecutivos en un casino.

 
La primera tasa estaba fría, la segunda estaba demasiado caliente, la tercera fue perfecta, la cuarta estaba muy dulce.

   
La pregunta que me quita el sueño por la noche y hace que me levante con sudores fríos y gritando ¡Yo envenene a Gaby Spanic!, es donde, donde querido lector, esta la familia, esposa e hijos de toda esta gente, que no son vagabundos por que están demasiado bien alimentados, quizás sólo sean solitarios, almas en pena que encuentran refugio en las cálidas y calmas aguas del azar y las apuestas.

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