martes, 16 de noviembre de 2010

La barbera demoníaca de plaza dorada...

Entre al establecimiento abriendo plaza cual gallardo matador, dispuesto a lidiar con toros, leones, velociraptores y quimeras por igual, ¡camarera lo de siempre! Exclamé. Una malteada doble de fresa con kiwi y unas tostadas francesas y una ciruela flotando en perfume en un sombrero de hombre y un corte de cabello a la usanza clásica del cretácico.



Pero ella, temiendo ser desmembrada por cinco caballos desbocados, osó contradecirme y necia sugirió un radical cambio en mi tan bien detallado look, No es mala idea, pensé.
Y decidí que un nuevo aspecto de ves en ves no le cae mal a nadie, acto seguido la descomunal mujer procedió a empezar mi licantrópica transformación, sacando de un oscuro y tenebroso cajón tijeras, pinzas, peines y peinetas, agua bendita y un crucifijo, una vez listo su equipo de peluquería-exorcismo-paleontología, comenzó a cortar finas trazas de cabello que suaves y tersos caían sobre mis hombros, lenta y dolorosamente quedaba de manifiesto un ente diferente al que había entrado por esa puerta.

Look fallido #1

Look fallido #2

Look fallido #3


Look fallido #4


Corte número uno ¡FAIL!, Corte número dos no me desagrada pero no es mi estilo, corte número tres muy poco halagador pero ideal para la gente que gusta del travestismo, y el número cuatro es el que porto actualmente pero no me hallo, siento que me arrancaron una parte de mi alma, de mi ser, de mi corazón. Pero bueno ya crecerá.

Y como tengo la cabeza llena de play-doh sólo me tenían que apachurrar tantito para que nuevo cabello emergiera de mi ser, sólo duró lo de cuatro cortes y se acabó.

¡Así yo no juego!

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